domingo, 28 de septiembre de 2008

La soledad (P.St.)

La vi construir su propio refugio, segundos antes de lo que vendrá, como si pudiera adivinar el futuro. No fue fácil levantar un lugar donde poder resguardarse para cuando las lagrimas del sol empiecen a caer sobre las ciudades que algún día serán abandonadas.
Este refugio es un lugar pequeño, pero lo suficientemente resistente para cuando el mundo decida destruirse a sí mismo. No tiene jardín, ni hay mascotas en él, no hay fotografías colgadas en las paredes, ni televisiones o computadoras, no hay sala o cocina, tampoco ironías o paradigmas, no hay ruido alguno o visiones, no es un lugar lleno de colores.
Es un lugar completamente blanco como su alma, lleno de vida como su corazón, un lugar lleno de plenitud y esperanza como es su esencia, hermoso y tranquilo como sólo ella puede ser.
Es un refugio del mundo exterior, donde no existe la pena, el llanto ni el dolor, sólo está ella recostada en su interior, lejos de todo, inmersa en aquel hermoso lugar que se llama soledad. No recibe visitas más que en sueños, los que se acercan a su refugio lo hacen con pasos temblorosos y se alejan rápidamente.

Cuando cierra los ojos, se abren ante ella mil mundos distintos y todos son bellos. En la soledad ella es, ella fue, ella será. Es un la soledad donde se duerme y se despierta y donde cada noche muere para renacer al salir el sol.

Yo la vi construir su propio refugio y guardé la llave en el bolsillo de mi chaqueta. Me gusta entrar a escondidas mientras duerme y disfrutar en la inmensa blancura. La observo mientras teje en sueños, absorbo sus suspiros y sonrío cuando empieza a desperezarse. Siempre salgo antes de que abra los ojos pero aún así creo que los conozco muy bien, esos ojos negros y profundos los he imaginado un millón de veces, los aprendí de memoria...


P.St. & Jacka

La Soledad (Jacka)

Nadie nos enseña a estar solos y normalmente aprendemos lo que es la soledad a partir de la ausencia.
Nadie nos enseña que no existe la soledad, nadie nos lo dice, como si fuese un tabú, como si tuviéremos que sufrir necesariamente las ausencias.

Es a base de ausencias que vamos construyendo soledades concurridas, como bien dice Benedetti. Añoramos y extrañamos, buscamos compañía y vamos creando una soledad palpable, pesada, casi insoportable. Una soledad monstruosa, como la peor creación de nuestras pesadillas, como sombra siempre amenazante.

Pocos son los que, en el andar de la vida, se topan con La Soledad, esa que no es más que el reflejo del espejo, el sótano con sus demonios, el ático repleto de maquinaciones, ideas, recuerdos y el espíritu danzante que puede ir a donde quiera.

La Soledad es un tesoro muy preciado para quienes la conocen realmente y deciden no temerle a su compañía. Se les reconoce en su andar calmado, en los ojos que vagan por mundos desconocidos, en el corazón que palpita la vida con ganas de quemarla...

Para poder vivirla y disfrutarla no hay más que estar concientes de lo que somos, hay que saber de que estamos hechos y de donde venimos para que ella, con su infinita paciencia y su cruel forma de decirnos la verdad nos ayude a saber que es lo que queremos y a donde queremos llegar.

La Soledad, cuando es bien vivida, es el entendimiento de las cosas que fueron y de las cosas que estuvieron, es la motivación, de las cosas que son y de las cosas que están, es la base y el inicio de las cosas que serán, de las cosas que, estarán…
Jacka & p.st.